Hilvanar los patrimonios

Continuando con la tónica del guion de su área de carpintería, desde hace un par de meses el Museo Taller cuenta con un espacio centrado en las artes gráficas, que a través de cinco nuevas salas de exhibición, con un enfoque educativo y experiencial, rescata este antiguo oficio, además de una segunda propiedad, ubicada en el patrimonial barrio Yungay.
Texto, Jimena Silva Cubillos. Fotografías, José Luis Rissetti Z.
El Mercurio, Revista VD, sábado 12 de agosto 2023
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Descubre y reencuéntrate con la madera, las herramientas, el oficio, el juego y la memoria”, se lee en un cartel puesto en el acceso al Museo Taller, en Compañía 2784, a pasos de la Peluquería Francesa, el centro de creación Nave, el Museo del Sonido y la multifacética Casona Compañía, sin duda uno de los puntos más bullentes de cultura y patrimonio que hoy tiene el céntrico sector Yungay.

Pronto, esta parte del museo contará con cédulas y paneles en cada sala, aspecto del proyecto que está desarrollando Estudio Vicencio.

La historia del Museo Taller arrancó en 2015, en una casa de calle Root, y continuó a comienzos de 2021 en este barrio, con la puesta en valor de una construcción levantada entre fines del siglo XIX e inicios del XX, destinada a recrear un taller de carpintería antiguo y exhibir las más de 800 herramientas que conforman la colección reunida por su fundador, Francisco Dittborn Baeza. Entusiasmo, pasión, identidad, energía y creatividad son parte de los conceptos detrás de este proyecto consolidado tras la rehabilitación de otro inmueble de similares características arquitectónicas, que recibieron a muy mal traer, y que hace poco sumó un área dedicada a los oficios gráficos.

–Una cosa llevó a la otra. Cuando nos instalamos al lado descubrimos que esta casa estaba destruida y llevaba diez años desocupada; en la entrada se había caído parte del techo y eso bloqueaba el acceso. Desde nuestro patio interior, por sobre el muro medianero, nos subíamos a una escalera para observar y explorar este lugar que parecía una selva y, pese a eso, todos nos fuimos enamorando de esta propiedad. Mi papá, obsesionado con la idea de ir más allá, contactó a su dueño, la compró, comenzó a restaurarla y a investigar cómo desarrollaría este nueva etapa del proyecto –comenta Manuela Dittborn, directora del Museo Taller–.

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