En la exposición “La necesidad de jugar“, Norton Maza vuelve al origen de su decisión de ser artista a partir del juego y de su capacidad de restaurar juguetes, tal como lo hizo siendo niño, momento en el que se origina, sin sospecharlo, su primera expresión artística. Este justamente el sentido de la muestra, quien restauró con piezas de madera juguetes rotos y en desuso, dejándolos incluso funcionales como eran en su matriz original. “Estos eran realmente juguetes de la infancia de algunas personas y eso es muy emocionante”, comenta Maza.
Se conjugan aquí elementos significativos: primero, el conmovedor uso de las herramientas y de la madera como material que permitió darle una segunda vida a estos objetos, generando, a su vez, una tercera vida al integrar un cuerpo de obra; y luego por el rescate de un imaginario emocional, exactamente lo que nos corresponde hacer como espacio dedicado a la memoria.
El montaje, que reúne 12 juguetes restaurados por el artista, estará abierto hasta el 30 de junio.
Norton Maza creció en Francia y en Cuba. Recuerda que en Francia dibujaba mucho, pero aún no construía nada; luego su familia se fue a Cuba, lugar donde descubrió su pasión por el arte.
“Todos tenemos una relación personal con los objetos, las personas -y en este caso los niños- interactúan de distinta manera según la región: en Francia me regalaban de vez en cuando un juguete, podía ser a pila, mecánico, de plástico, pero en Cuba no existía eso, ahí el día de los Reyes te entregaban un juguete según el orden de llegada, y como yo siempre llegaba al último, con suerte me tocaba una bolsa con bolitas…, se accedía a un juguete en el año”, recuerda.